miércoles, 29 de junio de 2011

Uruguay (Colonia)

No inventesssss, ya es tardeeee apurenle apurenle que sino no llegamos, decíamos Arturo y yo a las niñas que tardaron un poco en alistar todas sus cosas para que pudiéramos comenzar a caminar hacia la estación de tren 3 de Febrero que está a unas cuatro cuadras de la casa y que nos lleva directo a Retiro (terminal de autobuses).

Llegamos rayando al último tren, que con respecto a nuestro horario, nos llevaría a Retiro a tiempo para después poder caminar hacia la terminal marítima de los buquebus. El tren venia hasta el gorro, y nosotros también pero de maletas, así que para que les miento pero si me dio medito que no fuéramos a entrar y por obvias razones no llegar a tomar el buque de las 9:30.

Y de hecho todos entramos, lo único que no entró era mi maleta que era lo que detenía las puertas del tren para ser cerrada y que a su vez imposibilitaba al tren de poder comenzar a andar, pero yo me dije a mi mismo, mimismo tu te subes porque te subes, en eso, en voz alta se me salio una característica frase mexicana que nos da fuerzas y nos motiva a seguir adelante: "como chingaos no!" y así fue, simplemente salí con mi mochila y me la pasé para el frente y empujé con un poco de fuerza a la gente que ya estaba dentro del tren diciendo otra frase mexicana que seguro todos hemos escuchado también, si hemos pasado suficiente tiempo en México, "golpe avisa", y como bajo advertencia no hay engaño entré.

Llegamos a retiro justo a tiempo para agarrar un taxi y poder ir a donde estaba el Buquebus, de hecho la distancia no es mucha de la estación de  trenes a la de barcos, la podíamos haber caminado si hubiéramos sabido que el tráfico a esa hora iba a estar imposible y que iba a hacer que nuestro taxi tardara más tiempo que nosotros a pie no lo hubiéramos tomado, de hecho nos bajamos a medio camino ya que nos estaban cobrando y ya no íbamos a llegar al barco.

Como les mencioné, no llegamos al barco de las 9:30, pero compramos los boletos para el buque de las 11:30 y esperamos un rato por ahí.

El Buquebus es un ferry que te transporta desde Buenos Aires hasta la ciudad de Colonia Uruguay en 45 minutos atravesando el rió de la plata, mismo que desemboca en el mar que lleva el mismo nombre. Dentro del barco hay tiendas Duty Free que tienen unos precios bastante razonables para los Argentinos, normales para los mexicanos y excelentes para los Uruguayos.



La moneda en Uruguay se llama peso Uruguayo y a pesar de que el tipo de cambio es de 1 peso mexicano por 1.50 uruguayos, los precios dentro del país son bastante caros, digamos que cualquier comidita estaba entre los 180 pesos y los 250 uruguayos (unos 130 mexicanos) por una torta con algún acompañamiento.

La razón de esto es que los impuestos a los productos importados es de al rededor de un 300%, mas el impuesto cobrado a la gente, que se encuentra en un promedio de 21%.

Así que nuestro primer gasto fue en un supermercado en el que compramos pan, queso, jamón, salami, mostaza y mayonesa para hacer sándwiches.

Cada quien se lo comió a la velocidad que quiso dependiendo del hambre que tenía, lo que si es que todos lo hicimos en un embarcadero de veleros pequeños que tenia un muelle largo largo. La vista del rió de la plata era muy linda, y aunque el aire corría a una sensación térmica de 0 grados, nada ni nadie nos va a quitar ese lindo recuerdo.

Pero bueno dejen les platico un poco de Colonia. Es una ciudad que paso de las manos de los españoles a la de los portugueses y viceversa muchas veces, y lo que pasaba era que al ser el pedazo de tierra que ninguno de lo dos había reclamado y representaba un punto estratégico para atacarse unos con otros; primero los españoles llegaron a crear la ciudad de Colonia, para posteriormente tomar la zona de Montevideo. Es entonces cuando los portugueses se dieron a la tarea de retomar las tierras de Montevideo y Colonia para impedir que los españoles siguieran avanzando hacia el territorio de Brasil.



Y en si, esas tierras no le interesaban a ninguno de los dos, en sí simplemente era un espacio entre las dos colonias que preferían dejar ahí y tener alejados a el enemigo, que apropiarse de ellas y ser vulnerables a un ataque. Esta es la razón de que exista un país tan pequeño entre dos países de tamaños tan majestuosos como Argentina y Brasil.

Por lo tanto Colonia tiene un aspecto muy peculiar, ya que su arquitectura es mitad portuguesa y mitad española; con casas pequeñas a dos aguas con tejas, que tienen ventanales grandes con herrería, y puertas de madera gruesa, colores pastel que contrastan con las calles empedradas que se tornan de color marrón con el paso del tiempo provocado por la humedad de la ciudad.

La gente es muy amable y no se si sea porque vengo de Buenos Aires donde la gente es un verdadero dolor de cabeza o si sea por que en realidad son buena onda.

Recorrimos la ciudad de colonia como en 4 horas, tiempo suficiente para verla y percibir la esencia del lugar, porque si bien es una ciudad pequeña, requiere se le dedique un tiempo para poder sentir en realidad la vibra del lugar. Justo terminando nos fuimos a Montevideo, es un viaje de 2 hora y media que hicimos cuando ya no había luz (atardecer a las 5:30) así que no puedo decir mucho del paisaje.

Llegamos a Montevideo y tomamos un taxi que me dejo en casa de José (un amigo que hice en el Jungle trail en Perú y que después coincidimos una vez más en Puno, al sur de Perú) y Ana, Arturo y Selene se fueron a su hostal.

Me dio gusto volver a ver a José, es una persona muy agradable. Es pianista que da clases en conservatorios y clases privadas a niños o adultos, en su sala tiene un piano normal y uno de cola. Vive con su hermana en un departamento bastante grande de 5 estancias en el centro de Montevideo y a solo unas 10 cuadras del hostal de los Razos.

Platicamos un rato y comí un pan con queso acompañado por un café con leche mientras hacíamos tiempo para ver si salíamos a tomar una cerveza a algún lugar. Pero resultó que cuando le marque a los Razo, ya no tenían ganas de salir, ya sea porque tenian miedo de Montevideo en la noche o porque estaban agripados, pero el caso es que terminamos saliendo solo mi tocallo y yo.

Fuimos a un lugar que se llamaba el Pony pisador, era un bar con música en vivo (tres personas) un órgano  percusiones y una guitarra, que comenzaron tocando música de Sabines, Serrat, etc. (cosas de fiestas de papas) que pedían las mesas que estaban ocupadas por mexicanos, venezolanos, colombianos y uruguayos; pero poco a poco, con el calor de las copas, comenzaron a pedir cosas mas movidas como Riky Martin y cumbias.

Los Brasileños que estaban ahí, pedían a su vez zamba y música carioca. Entonces eso se convirtió en una pista de baile en la que todos bailaban con todos y se divertían mucho. Lástima que la dad promedio era de 40 años, sino ahí hubiera estado yo también.



Nosotros tomamos 2 cervezas y un plato de papas gigante que venia con un aderezo de champiñones a la crema BUENISIMO, pero nos atoraron en 350 pesos... Digamos que es lo que me ahorre del hostal.

Después de eso, caminamos de regreso a la cama y nos fuimos a dormir. Yo tuve cuarto solo en el piso de arriba, hacia un poco de frió pero nada que no se quitara con un calentador y unas buenas cobijas.

martes, 7 de junio de 2011

Rosario GeoCash


Después de una larga noche en la que esperábamos ser atacados por Carlitos, el ex convicto del capítulo anterior que durmió con nosotros, y que por obvias razones no sucedió, nos pusimos de pie y así con pijamas y con cara de desvelo nos dirigimos a la cocina para tomar nuestro desayuno que estaba incluido en el hospedaje.

Cuernitos y bollitos azucarados, que aquí les llaman facturitas, y café frio o té, era prácticamente todo el menú, pero que podíamos esperar si éramos los únicos huéspedes aparte de Carlitos ahhhh y una argentina que probablemente sea una loba nocturna o como comúnmente les llaman los gringos hooker. ¿Pero en qué te basas muchachito para hacer ese tipo de declaraciones???? (ya los escuché) pues  era una señorita que llegaba al hostal en las mañanas, dormía todo el día y en la noche desaparecía, y partiendo del hecho de que era argentina (no tenia jet-lag) y que supuestamente tiene viviendo en Rosario unos 3 años porque se vino con su tío, pero realmente vive en un hostal, hagan ustedes sus propias conclusiones.

El plan para el día de hoy era ir a visitar un puente que estaba alejado del hostal, por lo tanto necesitaríamos tomar un camión que nos llevara a una playa cercana y después tratar de subir, pero fuimos advertidos que no existe cruce peatonal en ese puente, por lo tanto solo lo podíamos ver desde abajo.

Aquí viene otra buena historia de argentinos; cuando llegamos al kiosco a comprar los pases de autobús (que en cada ciudad manejan un método y precio distinto para pagar) y pedimos dos tarjetas con dos viajes cada una; el vendedor nos da una sola y se queda con cara de estúpido, entonces la chikis le dice amablemente que quiere otra tarjeta igual, y él le responde que esa tiene dos viajes, a lo que ella una vez más con esa educación que la caracteriza jajaja (NOTTTTTT ;P) le dice que ya lo sabe, pero que necesita dos no solo una. Después de unos segundos en que su cerebro reaccionó y se dio cuenta de que uno más uno son dos, nos proporcionó la segunda tarjeta.

Ustedes pueden decir que soy muy exigente, pero cuando te encuentras este tipo de historias a cada rato, la única forma de sacarlas del pecho es contándoselas a alguien, y en este caso tú.

Salimos, pero antes de ir al puente iríamos una vez más al monumento a la bandera, esta vez con un objetivo distinto, ahora subiríamos a la torre para tomar fotos y ver la ciudad desde lo alto.

Caminamos una vez más por la calle córdoba, la misma que después de las nueve de la noche es recomendable no caminar debido a que a esta hora todos los comercios cierran y se convierte en un lugar que se presta para la delincuencia, pero durante el día es una calle peatonal llena de vida.



Hoy si había mucha gente caminando por la calle, al fin la ciudad se veía viva, y es que el sol brillaba de tal manera que no fue necesario llevar mi chamarra gruesa, sino que con un suetercito pequeño fue suficiente.
Músicos, merolicos y vendedores de soquetes (calcetines) eran algunas de las atracciones de la calle que nos llevaba directo al monumento a la bandera.



Al llegar, vimos y creímos que la subida a la torre era por escaleras, así que entramos directamente por la puerta de salida intentando evadir el paga, pero oh gran sorpresa, las escaleras solo subían unos 3 pisos que te dirigían al elevador que te lleva a la parte más alta de la estructura. Así que tuvimos que volver para pagar los 3 pesos que cuesta la entrada (9 mexicanos), tacaños o no, teníamos que intentarlo.

Pero el único que finalmente tuvo que pagar su boleto fui yo, porque curiosamente justo enfrente de nosotros en la fila para subir, había un grupo de niñas de primaria acompañadas por la maestra, que estaban viajando en una excursión escolar al monumento. Cuando entramos al elevador, las 9 niñas, la maestra, la chikis y yo, el asensorista o elevadorista o como se le llame al tipin que controla el elevador, me pide mi boleto e inmediatamente se pasa con la maestra de las niñas, la cual le dice que ellas son 10 que vienen en un grupo escolar; el señor agarra los boletos, los corta y violá, estamos arriba. Tere pasó desapercibida, nadie le pidió su boleto, y es que paradita al lado del grupo de niñas de la escuela, parecía que tenía 12 años y seguía en sexto de primaria; este es uno de los momentos en los que aplica la frase “Ay mi vidaaaaaa”.

La vista desde arriba es bastante buena, se alcanza a ver una gran parte de la ciudad, al igual que el pequeño “Partenón”  (donde se encuentra la cazuela con fuego), y el rio Paraná que resulta ser el mismo rio que viene desde las cataratas de Iguazú y que espero pronto poder irlas conocer.





Mientras estábamos arriba tomando fotos, se nos ocurrió la idea de organizar un Geo Caching, que es una búsqueda de tesoros  sin valor. Por ejemplo, uno esconde cualquier cosa (sin importar lo que esto sea) en algún lugar turístico que te gustaría que alguien lo conociera, de esta manera incitaras a que viajeros con un GPS o con un Smartphone puedan conocer este lugar mientras le dan un toque de aventura a su viaje.

Este es un croquis para que vean mas o menos como funciona

Y también les dejo este videito

Ya que tienen una idea más clara de lo que se trata el Geocash, ahora les dejo las indicaciones para encontrar nuestro pequeño tesoro que se encuentra en esta bella ciudad.

Si quieren pueden poner (http://coord.info/GC2XTQV) directamente en su barra de búsqueda y los llevará a la entrada de Geocash de la tarjeta Hollister, y si no, les dejo la misma información directamente aquí.

Con estas coordenadas encontraran la pista que los llevará a la pista:
32° 56 51.69 S, 60° 37 49.69 W

Pista corta:
Frente al fuego incandescente yace un monumento permanente, donde el sol no deja de brillar. Alto como el mismo sol, en su base metálica, encontrarás la cubierta del elixir del viajero

Pista Larga:
Frente al fuego incandescente,
que arde en Rosario,
yace un monumento permanente,
que embellece el escenario.

Donde el sol no se pone,
y aunque el día sea gris,
en lo alto se compone,
con la vista se propone,
te sentirás feliz.

En su base metálica,
encontrarás la siguiente pista,
es argentina y no germánica,
y también es pequeñita.

Mira cerca mira lejos,
de la cabeza a los pies,
caballos, dragones y conejos,
encontraras más de diez.

Pista sobre la posición del cash.
Fue eliminado para dar paso a un movimiento circular infinito de fauna plástica. La base rugosa que apunta al Paraná, ahora guarda este tesoro.


el tesoro es este

La verdad es que la pasamos increíble, pensando y buscando una buena aventura para aquellos que se animen a buscarlo.

Desafortunadamente, cuando ya habíamos terminado de esconderlo, era tarde para ir al puente a tomar las fotos. Teníamos pensado  llegar a tiempo a la estación de buses  para encontrar boletos a buena hora que llegara a Buenos Aires antes de que cerraran el servicio de tren y así pagar menos y llegar a horas no tan conflictivas.

Así que regresamos caminando al hostal en el cual preguntamos si nos compraban los boletos de autobús que no habíamos utilizado, no es por ser codos, pero seguro ellos lo iban a vender sin problemas y nosotros recuperábamos nuestro dinero. Accedieron y con ese dinero nos compramos una coca de un litro, suficiente para no comprar líquido para comer.

Decidimos comer en el mismo lugar que cuando llegamos, y es que las picsas (así se dice aquí) que venden ahí son muy buenas y muy baratas, aparte de ser suficiente para llenar dos estómagos realmente hambrientos.
Antes de irnos, le pedí al dueño del lugar si me podía abrir la botella de vino que nos quedaba, así podríamos tomar una copita durante el viaje de regreso. El, muy amable le pidió a la mesera que nos hiciera el favor de abrirla. La señorita le quitó la cobertura metálica y después me hizo una pregunta no muy inteligente que digamos: Querés que también le quite el corcho? Hahahaha yo no dije nada con la boca, pero me imagino que mis ojos lo dijeron todo. El que si dijo algo fue el dueño, que le dijo sarcásticamente: no, ese déjaselos ahí que ellos solo necesitaban que les quitaras la cubierta… Obvio que sí, que no ves que los chicos quieren tomar vino?.

En la estación de autobuses tuvimos que esperar una hora a que llegara nuestro bus, y lo que pasa es que los boletos de 100 pesos argentinos 300 mexicanos, son los que salían a las 5:30 y nosotros llegamos ahí a las 4:30.

Durante ese ratito, que moríamos de frio, yo me di una cabeceada de campeonato y la chikis estaba muerta también.

Anque teníamos una botella de vino, una bolsa de papas y una garrafita de limón, al subir al camión nos quedamos bien jetones, es más, creo que dormimos prácticamente las 4 horas de viaje.

Después de 4 horas y 30 minutos, llegamos a la estación terminal de retiro, de la cual teníamos que salir y caminar para llegar a la de trenes que lleva el mismo nombre.

Por miedo a perder el último subte (metro), por intentar ir hasta el tren, bajamos a preguntar a la estación de metro a qué hora era el último servicio (10:45), así que teníamos por lo menos unos 45 minutos para ver si había trenes que nos llevaban mucho más rápido y directo a la casa.

Afortunadamente los trenes todavía estaban funcionando y aunque queríamos una vez más pasar sin pagar por una entrada que días antes encontré y no funciona, tuvimos que comprar los boletos porque había un policía vigilando exactamente esa entrada.

Con boleto en mano nos disponemos a pasar el control de seguridad, y como por arte de magia, un controlador del servicio le grita al policía, y aprovechando su breve distracción entramos por esa entrada que sin tomar el boleto te deja pasar; por lo tanto el viaje nos salió una vez más de a grapas.

Llegamos a la casa y ahí estaban las niñas esperándonos ya! Y lo que sucede es que Selene había invitado a unos amigos suyos a hacer un precopeo en la casa, y estaban por llegar, así que nos bañamos y esperamos a las visitas.

Eran 4 hombres argentinos, de los cuales 2 habían estado en México y al parecer la habían pasado muy bien, personalmente son los que mejor me cayeron, y los otros 2 eran los típicos sencillitos y carismáticos que seguramente conocen.




Platicamos, jugamos y nos reímos mucho, pero no salimos al antro después del precopeo porque mañana tenemos un compromiso con Nathalia, una niña colombiana que cumple años y que ya nos había invitado desde hacía un buen tiempo.

lunes, 6 de junio de 2011

Rosario

Despertados por el martilleo constante de los albañiles que están construyendo en la contrapared del depa algo (que aun no sé que es), estábamos listos para poder emprender mi segundo viaje desde me llegada a Buenos Aires. Cuando digo estábamos listos me refiero a Tere (AKA: Chikitere) y a mí. Tere es amiga de Selene y de Ana que vino de visita a Argentina; viene regresando de un viaje que hizo a Córdoba y a Santiago de Chile con una de sus mejores amigas que se llama Marú, y que resulta ser la prima de Ana.

La Chikis es de esas personitas (literal) con las que te acoplas muy bien y que puedes pasar horas platicando de cualquier cosa, por lo tanto hicimos una buena pareja de viaje, aparte esta re chistosa.

Para que se den una idea de la diferencia de tamaños

Como parte de una organización perfecta y de una planeación difícil de comparar, hicimos en ese momento las maletas, tomamos un desayuno rápido (yogurt) y salimos como rayo hacia la parada de tren 3 de Febrero, que queda a unos 5 minutos caminando desde el depa. (Obviamente todo con los horarios fríamente calculados).

Digamos que el caminar rápido no es lo mismo que correr, pero sabíamos que si no lo hacíamos, posiblemente nuestro plan de llegar al autobús de las 9:30 de la mañana, que costaba $100pesos y resultaba ser 20 pesos más baratos que todos los demás, podría estar en riesgo.

Llegamos a la estación 3 de Febrero en la que teníamos las intenciones de pagar el viaje a la estación de retiro, pero hay cosas que uno no puede controlar en viajes como estos. El hecho de que no había un vendedor de boletos en la caseta de cobro, y que en ese momento se estaba llevando a cabo el cambio de guardias (policías) en la parte exterior de la estación, pues nos obligo a tener que pasar sin pagar, pero bueno, creo que podré vivir con eso.

Pasaron 3 trenes en el sentido contrario, antes de que llegara uno en el sentido que necesitábamos. Nos pusimos un poco nerviosos porque no contábamos con el hecho de que el tren podía tardar tanto, y que podía causarnos un retraso que nos costaría 20 pesos y media hora de espera; pero en si llegamos a tiempo a la estación y posteriormente a la terminal de autobuses.

En esta ultima estábamos a las 9:23, 7 minutos antes de la salida del autobús, pero lo chistoso es que aquí en Buenos Aires, la gente a pesar de ser sencillitos y carismáticos, brindan un servicio al cliente de primer mundo, y por si fuera poco tienen una noción del tiempo que cualquiera envidiaría; así que después de una cordial discusión con la estúpida de la taquilla (perdón por lo de taquilla), corrimos a otro centro de ventas en el cual nos consiguieron los boletos que necesitábamos para poder salir en bus que teníamos planeado en el itinerario.

Un viaje de unas 4 horas nos dio el tiempo necesario para descansa de la plática que tuvimos la noche anterior en la que nos fuimos a dormir como a las 3 de la mañana.

La llega a Rosario nos topamos con una ciudad que si tuviera que describir mi primera impresión en tres palabras, estas serían gris, inhabitada y con olor a mota. Pero bueno todo se cura con una buena pecsi acompañada de su respectiva picsa a la cual le podemos echar kechu para aderezarla. ¿Qué?¿lo dije mal?¿no se dice ni pecsi, ni picsa, ni kechu? Pues a mí me disculpan, porque aquí así se dice, y no es para nada de NACOS, y aparte cuando pagas 17 pesos Argentinos (51 mexicanos) puedes decirle como quieras.

Lastimosamente la tecnología nos jugó una mala broma que pagamos con 18 cuadras de caminata, pero bueno, ya bien pachecos por el aire que se respira en la ciudad, ni lo sentimos tanto, y es que en google maps nos decía que el hostal estaba a unas 4 cuadras de la estación de camiones, pero guess what? el reto bonafont nos ponía a prueba.

El hostal Arts que costaba en internet unos 50 pesos argentinos, nos lo estaban dejando en 40, debido a que en esta temporada del año, nadie viaje y estaba vacío. Es un lugar bonito, pero me imagino que en temporada alta, cuando tiene más gente, se disfruta más.

Dejamos las cosas, y comenzamos a conocer. Fuimos por el Bulevar Oroño que resulta ser la Avenida Juarez de Puebla, pero sin bares, restaurantes, bancos y la casa de los enanos (los que no son de Puebla, Mex. Chiste local ;D), así que digamos que le daba un aire.

Llegamos hasta la costanera del rio Paraná, que recorre todo el este de la ciudad y el cual es navegable y se puede pescar en el. Esta zona aparentemente es una de las atracciones principales de la ciudad, pero hasta este momento no era nada con lo que quedara sorprendido, pero bueno, tiempo al tiempo diría wacho, así que seguimos caminando. 

Llegamos a una estación de trenes muy antigua, la cual funciona ahora como un museo de arte contemporáneo para niños.




Este amable museo nos abrió su puertas gratuitamente, hasta que se dieron cuenta que no habíamos pagado, pero bueno, nos dio tiempo de sacar las fotos que queríamos, de caminar y ver lo más importantes y de salir victoriosos por la puerta principal.





Un poco más adelante, se encontraba un grupo de pubertos de los que se denominan “eskatos, skatos o patinetos”. Nos detuvimos un rato para poder algunas fotos de ellos rompiéndose la madre, pero desgraciadamente para nosotros y afortunadamente para ellos, no eran tan malos como creíamos; aún así logramos hacer unas buenas fotos de sus destrezas en el tubo horizontal.




Vimos gente pescando, patinando, corriendo, paseando al perro y fumando mota (porque no sé si ya les dije que fuman mucha mota), el caso es que poco a poco le encontraba la esencia de la ciudad, y cuando esto comenzaba a pasar, llegamos al monumento a la bandera.

En la ciudad de Rosario fue la primera vez que se colgó la bandera argentina tal y como la vemos ahora, esta bandera fue creada por el General Belgrano, que tiene ciudades y avenidas importantes por todo Argentina con su nombre.



El monumento es muy bonito, tiene un tipo Partenón en el que arde una llama que sale de una cacerola gigante y que representa la unión entre los países latinoamericanos. Frente a este recinto, se encuentra una torre de cemento que mide 70 metros de altura con un mirador en la cima, una cripta en homenaje al general Manuel Belgrano y un patio cívico, el cual los rosarinos lo ocupan para darse agarrones a la salida de la escuela (¿Porqué no?)
Sacamos unas fotos muy bonitas, y es que si no les mencioné, la chikis comparte el gusto que tengo por la fotografía, así que nos la pasamos excelente sacando fotos.



Al término de nuestra visita al monumento y de la sesión fotográfica en secuencia, caminamos por la peatonal que se llama Córdoba. Fuimos advertidos que esa calle después de las nueve de la noche no es muy segura caminarla, pero por el amor de Dios, cuando viven en México “peligro” es tu segundo nombre, y moríamos de ganas de darles una lección de delincuencia a esos vándaluchos de utilería. Bueno la neta esque las cosas no fueron taaaaan así, a pesar de que no teníamos miedo alguno (aja!) nos cercioramos de que fueran antes de las 9, y en efecto, eran alrededor de las 7 de la noche.




Regresamos al hostal para preguntar donde podíamos ir a cenar y que pudiéramos tomar una cervecita y al mismo tiempo fuera bueno bonito y barato. Nos dieron varias opciones, pero antes de salir a cenar pasamos a un kiosco a comprar unas botellitas de vino y unas papas (por si las flys). Entonces ya listos, salimos en búsqueda de los lugares recomendados. El primero al que llegamos se llamaba O’Connell’s. Es un irish pub que no está nada mal, el único problema es que la hora feliz se estaba terminando y una cerveza costaba 15 pesos argentinos que equivalen a unos 45 mexicanos, pero la botella de un litro en el super te cuesta 5 argentinos 15 mexicanos, y siiiii ya sé que esto no es un super y que te cobran el ambiente, la renta, la luz, etc. Pero cuando estas de mochilero cada peso pesa y ustedes me podrán contestar el que convierte no se divierte, y así nos segaríamos todo el día pero bueno al fin de cuentas decidimos no cenar ahí y buscar otro lugar.

Para este entonces, el hambre estaba muy cañona, y el mal humor ya se asomaba por la puerta constantemente, así que llegamos al siguiente lugar. De este no me acuerdo del nombre, el caso es que a pesar de que tenia mesas de billar y boliche, no había un alma y aparte de todo era más caro que el anterior; como nosotros lo que queríamos era ver gente, nos dirigimos hacia el hostal con la idea de comprar cualquier cosa en el super y comer con el vino que habíamos adquirido unas horas antes.

En el camino nos encontramos con un lugar que se llamaba Ana Juana. Tenía mesas en la parte exterior del restaurante, una buena carta, precios accesibles y parecía estar rico. Poco a poco la gente comenzó a llegar y a llenar el lugar, así que cuando nos dimos cuenta, ya teníamos la gente que queríamos ver, la cerveza que queríamos tomar, y lo más importante, la barriga llena y el corazón contento.



El bajón nos dio de inmediato, y es que nos comimos una milanesa napolitana y unos ravioles rellenos de pollo con espinacas acompañados por una cerveza Quilmes bien fría; así que después de aplicar la broma de decir te pico la cola en lugar de te pido la cuenta (que? No la conocen?, pero como si es súper popular?) nos fuimos a “dormir al hostal”

Al llegar al hostal, nos sentamos un ratito en las mesas de afuera porque adentro del cuarto no sabíamos si había gente ya durmiendo. A la chikis se le ocurrió sacar una botellita de vino de las 3 que compramos, así que comenzamos a platicar y poco a poco la botella llegaba a su fin.

Para este momento, los vecinos del hostal comenzaron a hacer un espectáculo que estaba fuera de nuestro rango visual pero no del auditivo. Pareciera ser que el hombre de la casa estaba pegándole a su mujer (nunca escuchamos golpes) pero por la manera en la que la mujer lloraba y el sentimiento que tenia llegamos a esa conclusión

Entonces me dispuse a ir a buscar una segunda, al llegar al cuarto me encuentro con un señor de alrededor unos 50 años  que me pregunto cuál de las 6 camas del cuarto estaba sin ocuparse, y después de responderle salí del cuarto y le comenté a Tere que teníamos un roomie, que seguramente era un viajero solitario. Despues de la primera copa, la chiks va al baño y al mismo tiempo se acerca el señor para preguntarme si pude compartir una cervez con nosotros, obviamente le dije que sí, y en ese momento se dirigió a la tienda del hostal para comprarla. En ese momento regresó mi compañerita de viaje y le platiqué que el señor se iba a venir a tomar una cerveza con nosotros que se sentara al lado mío.

Despues de presentarnos, y de decir el motivo de nuestra visita a la ciudad de Rosario, el señor este, un ex policía que llevaba por nombre Carlos, decide decirnos que él está hospedado en ese hostal debido a que tiene 3 horas que salió de prisión, información que por obvias razones no tomamos de la mejor manera.

En ese momento los pelos se nos pusieron de punta y nuestra mirada panorámica se activó de una manera impresionante, como intentando estar alerta ante cualquier eventualidad. Y bueno el ambiente de la situación, acompañada por los gritos de la vecina, era de película. 

Aparte de todo uno trata de que tu expresión facial y tus movimientos físicos simulen algo como (ayyyyy wey, que curioso, yo convivo con personas que acaban de salir de la carcel todo el tiempo) aunque por adentro se te frunza el ceño.

Carlos, se declaraba inocente, y decía que había estado en la carcer condenado de manera injusta, y en realidad, después de haberlo escuchado, y de analizar su comportamiento, yo podía decir que no era culpable. Pero al calor de las copas, la sinceridad comenzó a salir y es entonces cuando historias como que tenía 6 hijos con 4 mujeres diferentes y que aparte tenía 3 hijos que no eran reconocidos porque él consideraba que habían sido errores, y que todo mundo tiene errores en la vida.

Nos contó cómo le había puesto el cuerno a su mujer con una prostituta de feria de pueblo que con palabras textuales dijo que “partía el resorte de la tanga”, la cual se la llevo a la casa en la que vivía con su mujer pero en ese momento no estaba ahí. Dice que al otro día llegó su esposa temprano y el tenia a la hooker dormida al lado de él, así que salió a toda velocidad y le dijo a su mujer con un tono de enojo que que hora era esa de llegar a la casa, que se fuera a comprar unos panes y que después iba a pensar si la dejaba entrar o no. En el tiempo en el que la mujer va a comprar los panes, el saca a la muchacha esta a empujones y prepara todo para la llegada de la esposa. Para su mala suerte, el vecino estaba viendo todo y no dudó en decirle “que hijo de puta eres Carlitos”, Carlitos reacciono diciéndole que si él decía una sola palabra de lo que acababa de ver, que lo iba a matar.
Muy bien!, una actitud de violencia más y me hago pipi.

Y cuando creíamos que todo estaba ya contado, salió con frases como: “todo hombre tiene su precio” “todos cometemos errores””en la policía si no eres malo te hacen”. La cosa solo se podía poner mejor con su última historia, en la que dejó paralítico a un tipo que le había metido de balazos (6 pasa ser exactos). Ese es el momento en el que agarras tus cosas y dices: Bueno muy buenas noches, ya estoy muy cansado y creo que me voy a ir a dormir, te paras das la mano y vas y te metes en las sábanas e intentas dormir.

Cuando entramos y comenzamos a sacar todo lo que pensábamos de la situación, se escucha que se va a abrir la puerta saltamos como pulgas a nuestras camas y nos hicimos los dormidos. Para nuestra suerte, era una persona más que iba a dormir con nosotros aparte de Carlitos.

Yo tenía que regresar a tomarme una foto con él y con el jotin del cuidador nocturno del hostal que es colombiano y que pasó desapercibido para mí en toda la noche pero represento una distracción para la chikis en su afán de hacer que Carlitos pensara en otra cosa, cambiara de tema o simplemente no la incluyera en su conversación.





Finalmente pudimos dormir, y a la mañana siguiente Carlitos me despertó muy temprano (me saco un pedototote) pero en realidad lo hizo para despedirse y desearme mucha suerte y un muy buen viaje.

Uno nunca sabe que pensar, pero cuando alguien acaba de salir de la cárcel, tiene 3 hijos no reconocidos, 4 mujeres y 6 hijos, un paralítico en su conciencia y 6 balazos en el cuerpo, pues hay que tener la mente muy abierta.

Esta es otra de las aventuras en las que cuando alguien te quiere venir a contar que se aventó del bungee  en Acapulco, tu le contestas, ahhh si? Pues yo chupe con un ex convicto que era mi roomie (in ya face!!!).

Moraleja del viajero: Siempre hay que ser un poco imprudentes pero no pe#d&j$

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Un mes en Buenos Aires

Es sueño argentino