miércoles, 29 de junio de 2011

Uruguay (Colonia)

No inventesssss, ya es tardeeee apurenle apurenle que sino no llegamos, decíamos Arturo y yo a las niñas que tardaron un poco en alistar todas sus cosas para que pudiéramos comenzar a caminar hacia la estación de tren 3 de Febrero que está a unas cuatro cuadras de la casa y que nos lleva directo a Retiro (terminal de autobuses).

Llegamos rayando al último tren, que con respecto a nuestro horario, nos llevaría a Retiro a tiempo para después poder caminar hacia la terminal marítima de los buquebus. El tren venia hasta el gorro, y nosotros también pero de maletas, así que para que les miento pero si me dio medito que no fuéramos a entrar y por obvias razones no llegar a tomar el buque de las 9:30.

Y de hecho todos entramos, lo único que no entró era mi maleta que era lo que detenía las puertas del tren para ser cerrada y que a su vez imposibilitaba al tren de poder comenzar a andar, pero yo me dije a mi mismo, mimismo tu te subes porque te subes, en eso, en voz alta se me salio una característica frase mexicana que nos da fuerzas y nos motiva a seguir adelante: "como chingaos no!" y así fue, simplemente salí con mi mochila y me la pasé para el frente y empujé con un poco de fuerza a la gente que ya estaba dentro del tren diciendo otra frase mexicana que seguro todos hemos escuchado también, si hemos pasado suficiente tiempo en México, "golpe avisa", y como bajo advertencia no hay engaño entré.

Llegamos a retiro justo a tiempo para agarrar un taxi y poder ir a donde estaba el Buquebus, de hecho la distancia no es mucha de la estación de  trenes a la de barcos, la podíamos haber caminado si hubiéramos sabido que el tráfico a esa hora iba a estar imposible y que iba a hacer que nuestro taxi tardara más tiempo que nosotros a pie no lo hubiéramos tomado, de hecho nos bajamos a medio camino ya que nos estaban cobrando y ya no íbamos a llegar al barco.

Como les mencioné, no llegamos al barco de las 9:30, pero compramos los boletos para el buque de las 11:30 y esperamos un rato por ahí.

El Buquebus es un ferry que te transporta desde Buenos Aires hasta la ciudad de Colonia Uruguay en 45 minutos atravesando el rió de la plata, mismo que desemboca en el mar que lleva el mismo nombre. Dentro del barco hay tiendas Duty Free que tienen unos precios bastante razonables para los Argentinos, normales para los mexicanos y excelentes para los Uruguayos.



La moneda en Uruguay se llama peso Uruguayo y a pesar de que el tipo de cambio es de 1 peso mexicano por 1.50 uruguayos, los precios dentro del país son bastante caros, digamos que cualquier comidita estaba entre los 180 pesos y los 250 uruguayos (unos 130 mexicanos) por una torta con algún acompañamiento.

La razón de esto es que los impuestos a los productos importados es de al rededor de un 300%, mas el impuesto cobrado a la gente, que se encuentra en un promedio de 21%.

Así que nuestro primer gasto fue en un supermercado en el que compramos pan, queso, jamón, salami, mostaza y mayonesa para hacer sándwiches.

Cada quien se lo comió a la velocidad que quiso dependiendo del hambre que tenía, lo que si es que todos lo hicimos en un embarcadero de veleros pequeños que tenia un muelle largo largo. La vista del rió de la plata era muy linda, y aunque el aire corría a una sensación térmica de 0 grados, nada ni nadie nos va a quitar ese lindo recuerdo.

Pero bueno dejen les platico un poco de Colonia. Es una ciudad que paso de las manos de los españoles a la de los portugueses y viceversa muchas veces, y lo que pasaba era que al ser el pedazo de tierra que ninguno de lo dos había reclamado y representaba un punto estratégico para atacarse unos con otros; primero los españoles llegaron a crear la ciudad de Colonia, para posteriormente tomar la zona de Montevideo. Es entonces cuando los portugueses se dieron a la tarea de retomar las tierras de Montevideo y Colonia para impedir que los españoles siguieran avanzando hacia el territorio de Brasil.



Y en si, esas tierras no le interesaban a ninguno de los dos, en sí simplemente era un espacio entre las dos colonias que preferían dejar ahí y tener alejados a el enemigo, que apropiarse de ellas y ser vulnerables a un ataque. Esta es la razón de que exista un país tan pequeño entre dos países de tamaños tan majestuosos como Argentina y Brasil.

Por lo tanto Colonia tiene un aspecto muy peculiar, ya que su arquitectura es mitad portuguesa y mitad española; con casas pequeñas a dos aguas con tejas, que tienen ventanales grandes con herrería, y puertas de madera gruesa, colores pastel que contrastan con las calles empedradas que se tornan de color marrón con el paso del tiempo provocado por la humedad de la ciudad.

La gente es muy amable y no se si sea porque vengo de Buenos Aires donde la gente es un verdadero dolor de cabeza o si sea por que en realidad son buena onda.

Recorrimos la ciudad de colonia como en 4 horas, tiempo suficiente para verla y percibir la esencia del lugar, porque si bien es una ciudad pequeña, requiere se le dedique un tiempo para poder sentir en realidad la vibra del lugar. Justo terminando nos fuimos a Montevideo, es un viaje de 2 hora y media que hicimos cuando ya no había luz (atardecer a las 5:30) así que no puedo decir mucho del paisaje.

Llegamos a Montevideo y tomamos un taxi que me dejo en casa de José (un amigo que hice en el Jungle trail en Perú y que después coincidimos una vez más en Puno, al sur de Perú) y Ana, Arturo y Selene se fueron a su hostal.

Me dio gusto volver a ver a José, es una persona muy agradable. Es pianista que da clases en conservatorios y clases privadas a niños o adultos, en su sala tiene un piano normal y uno de cola. Vive con su hermana en un departamento bastante grande de 5 estancias en el centro de Montevideo y a solo unas 10 cuadras del hostal de los Razos.

Platicamos un rato y comí un pan con queso acompañado por un café con leche mientras hacíamos tiempo para ver si salíamos a tomar una cerveza a algún lugar. Pero resultó que cuando le marque a los Razo, ya no tenían ganas de salir, ya sea porque tenian miedo de Montevideo en la noche o porque estaban agripados, pero el caso es que terminamos saliendo solo mi tocallo y yo.

Fuimos a un lugar que se llamaba el Pony pisador, era un bar con música en vivo (tres personas) un órgano  percusiones y una guitarra, que comenzaron tocando música de Sabines, Serrat, etc. (cosas de fiestas de papas) que pedían las mesas que estaban ocupadas por mexicanos, venezolanos, colombianos y uruguayos; pero poco a poco, con el calor de las copas, comenzaron a pedir cosas mas movidas como Riky Martin y cumbias.

Los Brasileños que estaban ahí, pedían a su vez zamba y música carioca. Entonces eso se convirtió en una pista de baile en la que todos bailaban con todos y se divertían mucho. Lástima que la dad promedio era de 40 años, sino ahí hubiera estado yo también.



Nosotros tomamos 2 cervezas y un plato de papas gigante que venia con un aderezo de champiñones a la crema BUENISIMO, pero nos atoraron en 350 pesos... Digamos que es lo que me ahorre del hostal.

Después de eso, caminamos de regreso a la cama y nos fuimos a dormir. Yo tuve cuarto solo en el piso de arriba, hacia un poco de frió pero nada que no se quitara con un calentador y unas buenas cobijas.

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