Despertados por el martilleo constante de los albañiles que están construyendo en la contrapared del depa algo (que aun no sé que es), estábamos listos para poder emprender mi segundo viaje desde me llegada a Buenos Aires. Cuando digo estábamos listos me refiero a Tere (AKA: Chikitere) y a mí. Tere es amiga de Selene y de Ana que vino de visita a Argentina; viene regresando de un viaje que hizo a Córdoba y a Santiago de Chile con una de sus mejores amigas que se llama Marú, y que resulta ser la prima de Ana.
La Chikis es de esas personitas (literal) con las que te acoplas muy bien y que puedes pasar horas platicando de cualquier cosa, por lo tanto hicimos una buena pareja de viaje, aparte esta re chistosa.
Para que se den una idea de la diferencia de tamaños
Como parte de una organización perfecta y de una planeación difícil de comparar, hicimos en ese momento las maletas, tomamos un desayuno rápido (yogurt) y salimos como rayo hacia la parada de tren 3 de Febrero, que queda a unos 5 minutos caminando desde el depa. (Obviamente todo con los horarios fríamente calculados).
Digamos que el caminar rápido no es lo mismo que correr, pero sabíamos que si no lo hacíamos, posiblemente nuestro plan de llegar al autobús de las 9:30 de la mañana, que costaba $100pesos y resultaba ser 20 pesos más baratos que todos los demás, podría estar en riesgo.
Llegamos a la estación 3 de Febrero en la que teníamos las intenciones de pagar el viaje a la estación de retiro, pero hay cosas que uno no puede controlar en viajes como estos. El hecho de que no había un vendedor de boletos en la caseta de cobro, y que en ese momento se estaba llevando a cabo el cambio de guardias (policías) en la parte exterior de la estación, pues nos obligo a tener que pasar sin pagar, pero bueno, creo que podré vivir con eso.
Pasaron 3 trenes en el sentido contrario, antes de que llegara uno en el sentido que necesitábamos. Nos pusimos un poco nerviosos porque no contábamos con el hecho de que el tren podía tardar tanto, y que podía causarnos un retraso que nos costaría 20 pesos y media hora de espera; pero en si llegamos a tiempo a la estación y posteriormente a la terminal de autobuses.
En esta ultima estábamos a las 9:23, 7 minutos antes de la salida del autobús, pero lo chistoso es que aquí en Buenos Aires, la gente a pesar de ser sencillitos y carismáticos, brindan un servicio al cliente de primer mundo, y por si fuera poco tienen una noción del tiempo que cualquiera envidiaría; así que después de una cordial discusión con la estúpida de la taquilla (perdón por lo de taquilla), corrimos a otro centro de ventas en el cual nos consiguieron los boletos que necesitábamos para poder salir en bus que teníamos planeado en el itinerario.
Un viaje de unas 4 horas nos dio el tiempo necesario para descansa de la plática que tuvimos la noche anterior en la que nos fuimos a dormir como a las 3 de la mañana.
La llega a Rosario nos topamos con una ciudad que si tuviera que describir mi primera impresión en tres palabras, estas serían gris, inhabitada y con olor a mota. Pero bueno todo se cura con una buena pecsi acompañada de su respectiva picsa a la cual le podemos echar kechu para aderezarla. ¿Qué?¿lo dije mal?¿no se dice ni pecsi, ni picsa, ni kechu? Pues a mí me disculpan, porque aquí así se dice, y no es para nada de NACOS, y aparte cuando pagas 17 pesos Argentinos (51 mexicanos) puedes decirle como quieras.
Lastimosamente la tecnología nos jugó una mala broma que pagamos con 18 cuadras de caminata, pero bueno, ya bien pachecos por el aire que se respira en la ciudad, ni lo sentimos tanto, y es que en google maps nos decía que el hostal estaba a unas 4 cuadras de la estación de camiones, pero guess what? el reto bonafont nos ponía a prueba.
El hostal Arts que costaba en internet unos 50 pesos argentinos, nos lo estaban dejando en 40, debido a que en esta temporada del año, nadie viaje y estaba vacío. Es un lugar bonito, pero me imagino que en temporada alta, cuando tiene más gente, se disfruta más.
Dejamos las cosas, y comenzamos a conocer. Fuimos por el Bulevar Oroño que resulta ser la Avenida Juarez de Puebla, pero sin bares, restaurantes, bancos y la casa de los enanos (los que no son de Puebla, Mex. Chiste local ;D), así que digamos que le daba un aire.
Llegamos hasta la costanera del rio Paraná, que recorre todo el este de la ciudad y el cual es navegable y se puede pescar en el. Esta zona aparentemente es una de las atracciones principales de la ciudad, pero hasta este momento no era nada con lo que quedara sorprendido, pero bueno, tiempo al tiempo diría wacho, así que seguimos caminando.
Llegamos a una estación de trenes muy antigua, la cual funciona ahora como un museo de arte contemporáneo para niños.
Este amable museo nos abrió su puertas gratuitamente, hasta que se dieron cuenta que no habíamos pagado, pero bueno, nos dio tiempo de sacar las fotos que queríamos, de caminar y ver lo más importantes y de salir victoriosos por la puerta principal.
Un poco más adelante, se encontraba un grupo de pubertos de los que se denominan “eskatos, skatos o patinetos”. Nos detuvimos un rato para poder algunas fotos de ellos rompiéndose la madre, pero desgraciadamente para nosotros y afortunadamente para ellos, no eran tan malos como creíamos; aún así logramos hacer unas buenas fotos de sus destrezas en el tubo horizontal.
Vimos gente pescando, patinando, corriendo, paseando al perro y fumando mota (porque no sé si ya les dije que fuman mucha mota), el caso es que poco a poco le encontraba la esencia de la ciudad, y cuando esto comenzaba a pasar, llegamos al monumento a la bandera.
En la ciudad de Rosario fue la primera vez que se colgó la bandera argentina tal y como la vemos ahora, esta bandera fue creada por el General Belgrano, que tiene ciudades y avenidas importantes por todo Argentina con su nombre.
El monumento es muy bonito, tiene un tipo Partenón en el que arde una llama que sale de una cacerola gigante y que representa la unión entre los países latinoamericanos. Frente a este recinto, se encuentra una torre de cemento que mide 70 metros de altura con un mirador en la cima, una cripta en homenaje al general Manuel Belgrano y un patio cívico, el cual los rosarinos lo ocupan para darse agarrones a la salida de la escuela (¿Porqué no?)
Sacamos unas fotos muy bonitas, y es que si no les mencioné, la chikis comparte el gusto que tengo por la fotografía, así que nos la pasamos excelente sacando fotos.
Al término de nuestra visita al monumento y de la sesión fotográfica en secuencia, caminamos por la peatonal que se llama Córdoba. Fuimos advertidos que esa calle después de las nueve de la noche no es muy segura caminarla, pero por el amor de Dios, cuando viven en México “peligro” es tu segundo nombre, y moríamos de ganas de darles una lección de delincuencia a esos vándaluchos de utilería. Bueno la neta esque las cosas no fueron taaaaan así, a pesar de que no teníamos miedo alguno (aja!) nos cercioramos de que fueran antes de las 9, y en efecto, eran alrededor de las 7 de la noche.
Regresamos al hostal para preguntar donde podíamos ir a cenar y que pudiéramos tomar una cervecita y al mismo tiempo fuera bueno bonito y barato. Nos dieron varias opciones, pero antes de salir a cenar pasamos a un kiosco a comprar unas botellitas de vino y unas papas (por si las flys). Entonces ya listos, salimos en búsqueda de los lugares recomendados. El primero al que llegamos se llamaba O’Connell’s. Es un irish pub que no está nada mal, el único problema es que la hora feliz se estaba terminando y una cerveza costaba 15 pesos argentinos que equivalen a unos 45 mexicanos, pero la botella de un litro en el super te cuesta 5 argentinos 15 mexicanos, y siiiii ya sé que esto no es un super y que te cobran el ambiente, la renta, la luz, etc. Pero cuando estas de mochilero cada peso pesa y ustedes me podrán contestar el que convierte no se divierte, y así nos segaríamos todo el día pero bueno al fin de cuentas decidimos no cenar ahí y buscar otro lugar.
Para este entonces, el hambre estaba muy cañona, y el mal humor ya se asomaba por la puerta constantemente, así que llegamos al siguiente lugar. De este no me acuerdo del nombre, el caso es que a pesar de que tenia mesas de billar y boliche, no había un alma y aparte de todo era más caro que el anterior; como nosotros lo que queríamos era ver gente, nos dirigimos hacia el hostal con la idea de comprar cualquier cosa en el super y comer con el vino que habíamos adquirido unas horas antes.
En el camino nos encontramos con un lugar que se llamaba Ana Juana. Tenía mesas en la parte exterior del restaurante, una buena carta, precios accesibles y parecía estar rico. Poco a poco la gente comenzó a llegar y a llenar el lugar, así que cuando nos dimos cuenta, ya teníamos la gente que queríamos ver, la cerveza que queríamos tomar, y lo más importante, la barriga llena y el corazón contento.
El bajón nos dio de inmediato, y es que nos comimos una milanesa napolitana y unos ravioles rellenos de pollo con espinacas acompañados por una cerveza Quilmes bien fría; así que después de aplicar la broma de decir te pico la cola en lugar de te pido la cuenta (que? No la conocen?, pero como si es súper popular?) nos fuimos a “dormir al hostal”
Al llegar al hostal, nos sentamos un ratito en las mesas de afuera porque adentro del cuarto no sabíamos si había gente ya durmiendo. A la chikis se le ocurrió sacar una botellita de vino de las 3 que compramos, así que comenzamos a platicar y poco a poco la botella llegaba a su fin.
Para este momento, los vecinos del hostal comenzaron a hacer un espectáculo que estaba fuera de nuestro rango visual pero no del auditivo. Pareciera ser que el hombre de la casa estaba pegándole a su mujer (nunca escuchamos golpes) pero por la manera en la que la mujer lloraba y el sentimiento que tenia llegamos a esa conclusión
Entonces me dispuse a ir a buscar una segunda, al llegar al cuarto me encuentro con un señor de alrededor unos 50 años que me pregunto cuál de las 6 camas del cuarto estaba sin ocuparse, y después de responderle salí del cuarto y le comenté a Tere que teníamos un roomie, que seguramente era un viajero solitario. Despues de la primera copa, la chiks va al baño y al mismo tiempo se acerca el señor para preguntarme si pude compartir una cervez con nosotros, obviamente le dije que sí, y en ese momento se dirigió a la tienda del hostal para comprarla. En ese momento regresó mi compañerita de viaje y le platiqué que el señor se iba a venir a tomar una cerveza con nosotros que se sentara al lado mío.
Despues de presentarnos, y de decir el motivo de nuestra visita a la ciudad de Rosario, el señor este, un ex policía que llevaba por nombre Carlos, decide decirnos que él está hospedado en ese hostal debido a que tiene 3 horas que salió de prisión, información que por obvias razones no tomamos de la mejor manera.
En ese momento los pelos se nos pusieron de punta y nuestra mirada panorámica se activó de una manera impresionante, como intentando estar alerta ante cualquier eventualidad. Y bueno el ambiente de la situación, acompañada por los gritos de la vecina, era de película.
Aparte de todo uno trata de que tu expresión facial y tus movimientos físicos simulen algo como (ayyyyy wey, que curioso, yo convivo con personas que acaban de salir de la carcel todo el tiempo) aunque por adentro se te frunza el ceño.
Carlos, se declaraba inocente, y decía que había estado en la carcer condenado de manera injusta, y en realidad, después de haberlo escuchado, y de analizar su comportamiento, yo podía decir que no era culpable. Pero al calor de las copas, la sinceridad comenzó a salir y es entonces cuando historias como que tenía 6 hijos con 4 mujeres diferentes y que aparte tenía 3 hijos que no eran reconocidos porque él consideraba que habían sido errores, y que todo mundo tiene errores en la vida.
Nos contó cómo le había puesto el cuerno a su mujer con una prostituta de feria de pueblo que con palabras textuales dijo que “partía el resorte de la tanga”, la cual se la llevo a la casa en la que vivía con su mujer pero en ese momento no estaba ahí. Dice que al otro día llegó su esposa temprano y el tenia a la hooker dormida al lado de él, así que salió a toda velocidad y le dijo a su mujer con un tono de enojo que que hora era esa de llegar a la casa, que se fuera a comprar unos panes y que después iba a pensar si la dejaba entrar o no. En el tiempo en el que la mujer va a comprar los panes, el saca a la muchacha esta a empujones y prepara todo para la llegada de la esposa. Para su mala suerte, el vecino estaba viendo todo y no dudó en decirle “que hijo de puta eres Carlitos”, Carlitos reacciono diciéndole que si él decía una sola palabra de lo que acababa de ver, que lo iba a matar.
Muy bien!, una actitud de violencia más y me hago pipi.
Y cuando creíamos que todo estaba ya contado, salió con frases como: “todo hombre tiene su precio” “todos cometemos errores””en la policía si no eres malo te hacen”. La cosa solo se podía poner mejor con su última historia, en la que dejó paralítico a un tipo que le había metido de balazos (6 pasa ser exactos). Ese es el momento en el que agarras tus cosas y dices: Bueno muy buenas noches, ya estoy muy cansado y creo que me voy a ir a dormir, te paras das la mano y vas y te metes en las sábanas e intentas dormir.
Cuando entramos y comenzamos a sacar todo lo que pensábamos de la situación, se escucha que se va a abrir la puerta saltamos como pulgas a nuestras camas y nos hicimos los dormidos. Para nuestra suerte, era una persona más que iba a dormir con nosotros aparte de Carlitos.
Yo tenía que regresar a tomarme una foto con él y con el jotin del cuidador nocturno del hostal que es colombiano y que pasó desapercibido para mí en toda la noche pero represento una distracción para la chikis en su afán de hacer que Carlitos pensara en otra cosa, cambiara de tema o simplemente no la incluyera en su conversación.
Finalmente pudimos dormir, y a la mañana siguiente Carlitos me despertó muy temprano (me saco un pedototote) pero en realidad lo hizo para despedirse y desearme mucha suerte y un muy buen viaje.
Uno nunca sabe que pensar, pero cuando alguien acaba de salir de la cárcel, tiene 3 hijos no reconocidos, 4 mujeres y 6 hijos, un paralítico en su conciencia y 6 balazos en el cuerpo, pues hay que tener la mente muy abierta.
Esta es otra de las aventuras en las que cuando alguien te quiere venir a contar que se aventó del bungee en Acapulco, tu le contestas, ahhh si? Pues yo chupe con un ex convicto que era mi roomie (in ya face!!!).
Moraleja del viajero: Siempre hay que ser un poco imprudentes pero no pe#d&j$
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